miércoles, 29 de diciembre de 2010

¿Estamos bien?


Muchas veces hemos escuchado la frase “Estamos bien”. Lo dicen los amigos, las empresas, los presidentes, el rico y el pobre, lo dicen en las iglesias, las religiones, nuestros hermanos en Cristo, etc. “Estamos bien”, era el lema del pueblo judío en la época de gran prosperidad económica y social; en los tiempos del sacerdote Amasías. Como en la época de Noé “Dándose en casamiento”; todo era fiesta y jolgorio, todo “bien”. Sin embargo ante esta tranquilidad religiosa, Dios levanta a hombres que escuchan el mensaje del Señor y le creen. Amós, pastor de Tacoa, boyero, que recogía higos silvestres y trabajaba con el ganado. Este hombre obedeció al Jehová de los Ejércitos y trajo un mensaje que dolía, molestaba y endurecía el corazón del pueblo; porque estaban acostumbrados a la prosperidad y opulencia de ese tiempo. Para ellos “Todo estaba bien”: Hacían sus ritos, se limpiaban por fuera, asistían a sus servicios de holocausto, pero cometían vergüenza ante Jehová:

- Vendían por dinero al justo.

- Pisoteaban la cabeza de los desvalidos.

- Torcían el camino de los humildes.

- El hijo y el padre fornicando con mujeres.

- Se acostaban sobre el altar.

- Se embriagaban en casa de dioses, etc.

No se daban cuenta, lo “bueno” de la época los había alejado del Dios verdadero, ciegos guiando a otros ciegos y oprimiendo al justo que hablaba verdad. Qué terrible cuadro pintaban estos hombres del pueblo de Dios. ¿Y hoy? ¿Acaso no vivimos lo mismo? Las iglesias convertidas en lugares de “encuentros”, pastores y evangelistas lucrándose con el dinero de los fieles hermanos, mensajes de acuerdo a la conveniencia de los hermanos y hermanas, “TODO ESTÁ BIEN”. Hay asistencia a los “cultos”, pero programe unas horas de oración y arrepentimiento ¿cuántos llegarán? Sólo algunos y tal vez nadie, porque total no lo necesito…”Todo está bien”.

Amós nos dice de parte del Señor: PREPÁRATE PARA VENIR AL ENCUENTRO DE TU DIOS. No creas que nunca va a ocurrir, porque sí sucederá; llegará el momento en el que nos encontraremos cara a cara con el Creador, Juez justo. En Amós capítulo 4, cinco veces nos dice el Señor: PREPÁRATE PARA VENIR AL ENCUENTRO DE TU DIOS. ¡Prepárate! Porque vendrá y puede ser en un año más, pero y ¿si fuera ahora mismo?

Prepárate, ahora es el momento, no importa tu título ni cargo, no importa el tiempo en el evangelio, menos tu apellido ni tu historia “evangélica” familiar, sólo volverte al Todopoderoso Dios con arrepentimiento verdadero. Dios tenga misericordia. Amén.


jueves, 9 de diciembre de 2010

BAUTISMO...LA UNION CON CRISTO


El modo del bautismo de ninguna manera puede ser determinado de la palabra Griega rendida “bautizar”.

Su significado bíblico va más allá de lo secular, siendo estos: sumergir una cosa en un elemento líquido y también poner un elemento o líquido sobre o encima de algo. Por lo tanto, nada sobre el modo del bautismo puede ser concluido de la palabra meramente usada. La palabra tiene una amplia latitud de significado, no solamente en el Nuevo Testamento, sino también en la LXX (Septuaginta) la versión griega del Antiguo Testamento, donde es utilizada de las abluciones y bautismos requeridos por la ley Mosáica. Estos eran efectuados por inmersión, por afusión, y por rociamiento; y la misma palabra, “lavamientos” (Hebreos 9:10, 13, 19, 21) o “bautismos”, los designa a todos ellos. En el Nuevo Testamento no se puede encontrar una sola ocasión bien autenticada donde la palabra signifique necesariamente inmersión. Aun más, ninguno de las casos de bautismos registrados en los Hechos de los Apóstoles (2:38-41; 8:26-39; 9:17,18; 22:12-16; 10:44-48; 16:32-34) favorece la idea de que fueron hundiendo la persona bautizada, o por inmersión, mientras que en algunos de ellos ese modo es altamente improbable.

El bautismo para arrepentimiento.

(Mateo 3:1). En la predicación de Juan el Bautista, aquellos que obedecían a su llamado sabían lo que significaba el bautismo. Al aceptar ser bautizados por Juan el Bautista, lo hacían para quedar identificados con su mensaje. Juan utilizaba el medio más común que existe para administrar el bautismo, el agua. Aunque ellos eran sumergidos, rociados o cubiertos con el agua, en realidad no quedaban en el agua sino que quedaban simbólicamente, pero públicamente identificados con el mensaje de arrepentimiento.

El bautismo de Juan, el bautismo de Jesús.

Marcos 1:8 dice: "Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero el os bautizará con Espíritu Santo". Juan bautizaba "con agua", Jesús bautizaría "en Espíritu Santo". Jesús en Hechos 1:5, veremos que el mismo dijo que "seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días".

I Corintios 12:13, dice: "Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres". Aquí vemos el bautismo del creyente el cual le une al cuerpo y por consiguiente a Cristo quien es la cabeza del cuerpo.

Bautismo en el Espíritu Santo.

Libro de Joel capítulo 2 (Profecía del bautismo del Espíritu Santo). No cabe duda que el bautismo del Espíritu Santo en la Biblia no se presenta como una inmersión sino como un “derramamiento” de agua. Al parecer el ‘derramar’ y el ‘rociar’ son palabras utilizadas intercambiablemente con referencia al bautismo. Como vimos anteriormente en la profecía de Ezequiel sobre la venida del Espíritu Santo nos dice que sería un “rociar” de agua (Ezequiel 36:25).

El bautismo con o en agua de los cristianos es un simbolismo visual y para testimonio de lo que ocurre en el ámbito Espiritual. Representa la unidad y la identificación con Cristo que se establece por medio del bautismo con el Espíritu Santo. El bautismo que nos une a Cristo es el bautismo con el Espíritu Santo (Hechos 1:5; 1 Corintios 12:13).

Debemos mantener claro que el bautismo en o con agua no simboliza necesariamente el ser sepultados y resucitados como comúnmente se cree sino que simboliza la unión a Cristo quien murió y resucitó.

El bautismo en agua es un testimonio o demostración pública y visible de una verdad que ocurrió en el área espiritual. El bautismo en agua testifica de las verdades espirituales en cuanto al nuevo nacimiento.

El bautismo en el Espíritu Santo ocurre en el ámbito espiritual y solamente Dios y la persona están conscientes de lo que ha ocurrido, solamente Dios y la persona saben si ha habido un verdadero arrepentimiento.

El bautismo en agua en sí mismo no puede salvar al pecador de su pecado

1 Corintios 1. El agua no salva.

16 También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro. 17 Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.

Debemos aclarar que el simple hecho de que alguien haya profesado fe en Cristo y se halla bautizado en agua (como lo hacen todos los que profesan ser creyentes), no garantiza que aquella persona se ha arrepentido verdaderamente de sus pecados ni que haya creído verdaderamente en Cristo ni que sus pecados hayan sido verdaderamente lavados por la sangre de Cristo. El tiempo y el testimonio darán claridad sin en verdad alguien es o no es un verdadero creyente