sábado, 7 de abril de 2012

El Sacrificio Ofrecido



El mundo no dimensiona lo que sucedió en la cruz del Calvario, no valida el sacrificio de Jesucristo; el impío y religioso en su pecado está ciego y jamás logrará ver la realidad, hasta que Jesucristo abra sus ojos.
En el Libro de 1° de Juan 2: 2 nos dice: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”
Él fue el SACRIFICIO OFRECIDO Y ENTREGADO por nosotros, por nuestros pecados y los pecados de TODO el mundo. La cruz no puede darnos pena o nostalgia, tampoco dolor, sino obediencia, fidelidad y agradecimiento al que dio su vida por nosotros.
Antiguamente para el sacrificio eran presentados distintos tipos de animales y aves, pero nunca Dios pidió una persona humana para ser sacrificada y cuando probó la fe de Abraham Dios mismo detuvo ese sacrificio humano de su hijo Isaac. Ahora es enviado el Hijo de Dios; primero a vivir entre la corrupta sociedad romana-judía y luego a entregar su vida en una cultura sumida en el pecado del egoísmo y satisfacción personal, igual que los días de hoy. El sacrificio por nuestros pecados fue hecho una sola vez, sin embargo, espiritualmente aún  la sangre de Cristo tiene poder la lavar y limpiar al pecador.
Cuando logramos dimensionar, no en su totalidad por nuestra humanidad, lo que sucedió en la cruz del Calvario empezamos a obedecer los mandamientos del Señor, no por imposición, sino por la transformación y convertimiento de nuestro ser. Recuerda Propiciación significa sacrificio ofrecido por o para alguien, por esto Juan, el discípulo  que observó todo este sacrificio a los pies de la cruz en Jerusalén, nos dice que es por todos; mi vecino, mi amigo, el que vive en el otro continente, el que está sumido en vicios, etc., por todo el mundo. “Porque tanto amó Dios al mundo, que entrego a su único Hijo, para que todo aquél que en él cree no se pierda más tenga vida eterna”. (San Juan 3:16)
El precio ya se pagó, la deuda está saldada, los pecados de hoy y mañana están cancelados. En  1° de Juan 2:1 nos dice: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que  no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” ¡Gloria a Dios!

lunes, 2 de abril de 2012

El humanismo del "YO"


El yo, siempre será perjudicial para la raza humana. Ejemplos:
Ezequiel 28:17 “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura”.
Daniel 4:30 “¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?”
Apocalipsis 3:17 “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad…”
Desde el principio el orgulloso corazón acabó con la bendición, esa bendición que se iniciaba en el cielo, donde el Rey dispuso libertad para pensar y actuar. ¿Por qué luego de las bendiciones que nos otorga el Señor desconocemos su señorío? Llegamos al punto de querer tomar su lugar; así sucedió con satanás, con el rey Nabucodonosor y sucede actualmente con la iglesia.
El humanismo nos enseña que el hombre puede por sus propias condiciones y talentos ser mejor, la filosofía y psicología nos dice que el hombre es capaz cuando saca de su interior y de su mente la fuerza que tiene arraigada en lo profundo de su ser. La educación desde siempre, ha sido garante de estas leyes internacionales del humanismo; y que decir de los derechos humanos que es la gran prédica mundana del día de hoy.
El yo es la causa de la perdición humana, es la causa del declive mundial; porque fue la causa del término de parte de la raza humana en los días de Noé, fue la causa de la destrucción de la ciudad de Sodoma, fue la causa por la cual Israel se alejó totalmente de los mandatos del Señor y es la causa por la cual millones día a día se pierden del camino que nos trazó el Señor.
Dice la Palabra de Dios: Sé pues celoso y arrepiéntete. Esta es la orden del Señor, dejar que él y sólo él tenga el poder y toda gloria. Nosotros, quiénes hemos sido llamados por misericordia para liderar, debemos cuidar nuestros oídos y escuchar la voz del Señor, no las adulaciones, ni las palabras que nos “levantan”, sino la voz del Dios. Oremos al Todopoderoso Dios rogándole que nos saque de toda tentación de figuración  y personalismo. Amén. ¡Sólo a Dios la gloria!

domingo, 1 de abril de 2012

La Tibieza...¡Fuera!



A mi esposa no le gusta el café tibio, de hecho le da dolor de estómago, le causa náuseas. 
A Dios tampoco le gustan al almas tibias, las aborrece, por eso cuando leemos el mensaje a la iglesia de Laodicea, llama la atención esta palabra:  “Por cuánto eres tibio… te vomitaré de mi boca”. (Apocalipsis 3:16). La tibieza es un pecado que oprime la verdad del Evangelio,  que aleja al creyente de su verdadera devoción: Cristo.
En el Libro de Santiago 1:8, nos señala:” el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos”. El hombre tibio, el que duda, que es como las olas del mar, de aquí para allá, el que miente aparentando ser rico,  cuando no tiene el tesoro más grande: Cristo.
El alma adúltera, que tiene amistad con el mundo, que trabaja para satanás y para el Señor, honra al pecado y cree honrar a Dios, está lejos de recibir la aprobación del Todopoderoso, del Testigo Fiel y Verdadero. Por esto el ángel que escribe a esta iglesia de Laodicea es el Amén y principio de la creación, porque él todo lo sabe, todo lo conoce ¿Quién podrá engañarlo? Cuando ha estado siempre presente y cuando han querido engañarlo como Acán en los tiempos de Josué, como Ananías y Safira en los tiempos de los apóstoles, como tantos mal llamados cristianos, pastores, misioneros, apóstoles y evangelistas, que se van tras las riquezas de este mundo y tras la parafernalia de imitaciones burdas cuando predican, o entregando palabras que Dios nunca dijo que entreguen. “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad…” (Apocalipsis 3:17) Esta es la tibieza de este siglo: depender del dinero y no de Dios. No sólo de este siglo, lo ha sido siempre; por esto la Palabra de Dios nos remarca que el “amor al dinero es el principio de todos los males”.
Hay solución ¡Gracias Señor! “Yo reprendo y castigo a todos los que amo” ¡Amén! Qué grande es el Señor, estamos a tiempo porque nos ama; sino esta Palabra no estaría en este día. Para el que venza hay algo grande, “le haré que siente conmigo en mi trono”. Estar sentado con Cristo en su trono ¿Es poco? ¡No! Es tremendo, que gran alegría para los que venzan, para los que levanten el Evangelio a pesar de no tener nada, predicando con fe, que lo tienen todo en Cristo. Grande es el Señor, “Sé pues celoso y arrepiéntete”. En el nombre del Señor,  el tiempo es breve, cada día es menos y el reloj avanza porque viene la noche  y resplandecerá la luz de Jesucristo; para el impío el dolor, la oscuridad; para los arrepentidos, la sanidad y el día de gloria.