2° Pedro 3:18
“…creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
Cuando nos preguntamos qué es liderazgo, debiéramos ver la vida del apóstol Pedro, cuando queramos saber qué es bajar de la soberbia a la humildad, del fracaso a la libertad, del creer que puedo con mis fuerzas a depender de Dios, de la valentía humana a la firmeza en Cristo, de ser el primero en la mesa de Cristo a esperar su invitación, del decir estoy limpio a ver nuestra viga en el ojo.
Qué gran cambio del apóstol desde la barca en el Mar de Galilea, hasta su humilde muerte crucificado después de su esposa, de quien nos dice la historia que también murió crucificada; pero él no queriendo morir como su Jesús, fue crucificado al revés
Del hombre altivo y sin tacha, del creerse el único convertido hasta soportar la reprensión de Pablo y llamarlo el amado hermano Pablo en su última carta.
En Génesis 39, en la historia de José observamos que Jehová le dio GRACIA a José y lo prosperó, lo bendijo. (Jehová le extendió su misericordia).
En Salmo 45 : 2, dice: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres;
Juan nos dice “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”.
Cuidado con lo que rechazan esta gracia, porque podrían ser como Esaú, que vendió su primogenitura y aún cuando la deseó le fue imposible volver a recibirla, fue desechado y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
No nos hemos acercado al monte humeante, sino al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, millares de ángeles, la congregación de los primogénitos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, entonces ¡Cuidado! Porque hemos recibido un reino inconmovible. Agrademos al Señor con temor y reverencia; porque Dios es fuego consumidor.
Gracia y conocimiento es el crecimiento bíblico, Amor y verdad, Cristo y familia.
- Recordar quiénes somos y a quien le pertenecemos
- Recibir de su GRACIA y PERDON.
- Anhelar ir a la casa celestial.
- Creer en que lo dicho por el Padre es verdad.
Pedro lo entendió, en Hechos, al recibir el gobernador de la tierra el Espíritu Santo, en su vida glorificó al Señor.
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