domingo, 19 de mayo de 2013

El Ayuno. Despierta el espíritu.
Daniel 10:2 "En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron tres semanas".
Desde hace cinco semanas, obedeciendo la voz del Señor, hemos estado en un Plan específico de ayuno ante el Señor. Empezando con un día para en esta quinta semana estar cinco días. Oh que maravilloso ha sido hacer morir lo terrenal y carnal. Estamos todos trabajando en nuestras labores diarias, pero hemos visto su gloria en nuestro terreno o territorio, el Señor se ha movido. Los primeros días hay bastante hambra y necesidad de esta carne, pero al entrar al tercer día desaparece y Dios nos ha confortado. ¡Qué grande es el Señor!
Daniel nos relata que en esta bendición del ayuno él vio una visión y alzando sus ojos vio al mismo Señor. Sí, esta es la experiencia más maravillosa... ver al amado en cada momento de nuestra vida, cómo el se mueve desde la mañana hasta el atardecer.
Dios está llamando a soldados para que los capacite para esta guerra que se libra en la tierra, porque su Espíritu nos entrega las armas espirituales para derrotar todo pensamiento y altivez que se levante contra Dios. Así como Josué tuvo un plan en el Señor y cayeron los muros de Jericó, así el Señor romperá toda tradición e insolencia humana que se levanta contra el pueblo de Dios. Lo está haciendo...
a) Sanidaes y señales de milagros. Ha sanado del cáncer.
b) Restauración matrimonial.
c) mayor comunicacion entre los esposos.
d) Llamado a personas nuevas al arrepentimiento.
e) Restauración y regreso al redil del Señor.
f) Mayor compromiso con Cristo.
etc, etc.
Sobre todo que con DENUEDO, ARROJO, VALENTÍA, Hablemos de su Palabra mientras Dios extiende su mano y realiza sanidades.
¡Aleluya!
Entramos a la 6° semana y seis días de ayuno y búsqueda del Señor. El nos reconforta. Hermanos no estás solo... El Todopoderoso está contigo. EL NOS SOSTIENE.
Pronto regresa mi Cristo...Sí Señor.







sábado, 11 de mayo de 2013

La Oración de la primera Iglesia.
"Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por boca de tu siervo David dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora,  Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios." Hechos 4:24-31.

Que grandes palabras comunitarias, no sabemos como la recitaron todos, pero no fue una oración personal, sino, como nos dice la palabra del Señor "ALZARON UNÁNIMES LA VOZ A DIOS" Todos hablaron una sola cosa. Observemos:
1.- Ensalzan a Dios, promueven su poder y majestad sobre todas las cosas.
2.- Recuerdan como Dios habla desde antes, como hay profecía de lo que acontecerá.
3.- Resaltan como estas palabras se cumplen entre ellos, contra Jesucristo y como Dios hizo su voluntad al permitir la muerte de su Hijo.
4.- Ellos no piden algo extra, o algo para la iglesia; sino solicitan se les conceda que prediquen con nuevo ánimo su Palabra. ¿Podía el Señor reechazar esta petición tan gloriosa?
5.- Mientras ellos predican piden señales. ¿Qué pedimos nosotros?

Desde el punto cuatro la Iglesia actual empieza a fallar, porque no sabemos pedir. ¡Gloria a Dios! Hacemos bien las primeras cosas, porque tienen que ver sólo con nuestra lengua, pero cuando el Señor requiere del corazón rotundamente fallamos, fracasamos. Le solictamos al Señor de todo, menos que con Denuedo prediquemos, porque esto implica búsqueda, sacrificios personales, burlas, dejar lo carnal y material, santidad.
No le pidamos señales, sino hay denuedo al hablar de su Palabra. Lo primero es lo primero. Los que estudian ventas, saben como llegar al cliente; el hijo de Dios, sólo mediante el Espíritu Santo, cuando sea lleno de él,  podrá hablar con denuedo la Palabra del Señor, con su boca, que no será la suya ¡Aleluya! podrá tener una Palabra que cautive, que refresque, que sea pan, agua fresca.
Búsquemos al que nos hará hablar con denuedo su Palabra.

 01 de Mayo 2013. Servicio de Santa Cena. Isa Punta Arenas.