viernes, 14 de octubre de 2011

La habitación del Señor

La habitación del Señor

“Señor tú dijiste que vivirías en una nube oscura; ¡pero yo he hecho un templo para ti, SEÑOR, para que vivas en él para siempre!”. 2º de Crónicas 6:1,2 (NBD)

Israel, por muchos años, tenía la presencia del Señor sobre ellos; ya sea a través de una nube o en el fuego de la noche. Era visible y palpable, Dios estaba con su pueblo; tenían su protección, guía y cuidado. Siempre fueron observados por el Señor, en toda su vida desértica, intentando llegar a la Tierra Prometida por 40 años, Dios los miró desde arriba. Maná, codornices, agua (pan, carne, bebida) fueron su alimento y su ropa ni calzado se gastó; como un Padre Jehová estuvo siempre con ellos a pesar de su idolatría y rebeldía nada les faltó. Dios no podía vivir con este pueblo contumaz y rebelde, Dios no podía habitar en lo profano y sucio; la nube los seguía de lejos. Cuando Moisés quería conversar con el Señor se dirigía a la montaña, lejos del pueblo contaminado, porque es imposible gustar de su presencia sin santidad, sin limpieza interior y Dios no podía habitar junto a ellos por el pecado que cometían los más de 600.000 israelitas.

En el inicio de la creación la presencia de Dios, su Santo Espíritu, se movía sobre las aguas, se paseaba en el Huerto del Edén, Dios quería habitar junto a su creación; pero los ojos del pecado fueron abiertos y la raza humana sucumbió en la catástrofe de la maldad. Uno a uno grandes líderes fueron levantados por el Señor para hacer habitar su presencia entre el pueblo, pero siempre la maldad arrasó con la santidad del pueblo que se erguía en arrepentimiento, pero la próxima generación volvía a la idolatría e imitación de los pueblos vecinos. Entonces, detrás de las majadas de corderos, Dios escogió a un joven según su corazón: el rey David. No fue hijo de reyes, de familia acaudalada, no era alto, robusto, sin embargo tenía un corazón de acuerdo a lo que Dios quería. Pero David sólo concibió de los planes de Dios el modelo de la casa habitación del Señor y dejó los recursos, otro iba a construir la casa del Señor, su hijo Salomón.

Al inaugurarse la casa del Señor “La nube cubrió el templo del Señor”, cuando entonaron los coros un cántico al Señor, inmediatamente su gloria llenó el lugar y cesó la ceremonia ¡Gloria a Dios! No pudieron seguir a causa de la espesura de la nube (el peso de gloria) ¿Dónde habita Dios hoy día? La respuesta, si eres su hijo, la sabes, pero no lo puedes comprobar. Sí, Dios dijo que ya no moraría en templos hechos por manos humanas, sino en el corazón del hombre, pero esta casa habitación hoy no puede contener la santidad del Señor; bueno tal vez pienses que Dios vive en ti, pero su gloria debiera llenar tu vida y ser el reflejo de su gracia ¿Dios vive en ti?

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