sábado, 22 de junio de 2013

Pastores...necesitamos el río de Dios.
Le habrá pasado que hay personas que cuando son invitados a su iglesia le responden: "También puedo orar en mi casa, también creo en Dios". Esa es la fuente del humanismo, la idea que yo soy importante, yo puedo y yo veo cuando accedo a ese Dios, mientras tanto me preocupo de mi dios, del que yo he creado. El humanismo se inicia en el Huerto del Edén, cuando la raza humana decide hacer un giro y decidir qué hacer, valerse por sí mismo; porque antes de esto dependían totalmente del Señor, su Creador. El humanismo hoy es nuestro dinero, nuestras actividades, nuestra pantalla led, nuestro celular, notebook o table, nuestra educación, el materialismo, etc. Nos hemos hecho amigos de todo aquello que no nos conviene, nos han alejado de la Palabra, nos hemos equivocado, que dolor grande debe haber en el cielo; porque aún no hay regreso al primer amor. El mundo nos come, nos cautiva y destruye; junto al secularismo de ser cristianos por el fin de semana, de presentarnos en traje a la iglesia para luego volver a adorar a nuestro dios. Es exactamente lo que vivió Israel: pueblo lleno de idolatría con  muchos reyes que se volvieron paganos, porque tenían el altar del Señor, pero también lleno de altares para dioses diversos, los pueblos vecinos lo contaminaron, lo hundieron con el engaño de la comodidad y el avance tecnológico de ese tiempo: mejores ropas, perfumes, peinados, etc. Hoy estamos volviendo a ese pasado, no como tantas predicaciones que nos dicen que volvamos a las "sendas antiguas" que ni los que lo predican lo realizan ¡cuidado!
El juicio viene. El pueblo necesita pastores verdaderos, los mandatos del Señor debemos cumplir, por eso fueron dejados. Seamos sinceros, primero con el Señor, luego con nosotros y con nuestros hermanos y hermanas. Tenemos la raíz, tenemos la piedra angular: Jesucristo, es decir lo tenemos todo ¿por qué no lo usamos, porque no confiamos en él? Nuestros conductos están tapados.
Mi padre, el pastor Emilio, en este tiempo se ha sentido un poco mal del corazón, hace 8 años sus arterias fueron limpiadas o destapadas; ese proceso como el nos cuenta, es doloroso, pero los beneficios son inmensos: La buena salud. Necesitamos ser destapados en nuestro interior, que venga una corriente fuerte para que limpie toda impureza de los canales que están atascando la bendición, entonces nuestra salud espiritual será restablecida. El ptr. Emilio la próxima semana entrará en el Pabellón para ser limpiado y seguramente, en la voluntad del Señor, su cuerpo volverá a ser saludable. ¿Y nosotros? ¿Cuándo entraremos a la sala de operaciones del Señor?

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