miércoles, 28 de marzo de 2012

El temor de la gente.

El miedo más grande que siente el ser humano es a la muerte. Desde el inicio la muerte tomó el control de la humanidad e irremediablemente está en el mundo; a cada momento hace su aparición como tornado que baja del cielo para tomar lo que desea. ¿El cristiano debe tener miedo? Pareciera que en nuestra humanidad estará siempre presente el miedo y más aún a lo desconocido…a la muerte.
Cuando leemos el Salmo 23, muchas veces ante el lecho de muerte “aunque ande en valle de sombras de muerte, no temeré mal alguno”, en realidad no lo hemos pasado, pero Jesús lo pasó por nosotros; el camino por el valle  oscuro de la muerte y tuvo miedo y temor por nosotros, pero si lo pasó El, ni tú ni yo lo pasaremos… “nos guardará en todos nuestros caminos”.
En el libro del profeta Ezequiel, la ciudad de Edom recibe el castigo del Señor, la que estuvo viva, morirá, el baluarte será destruido. La muerte es destrucción de todo el cuerpo y el alma, como Edom muchos que se han levantado contra el Señor serán destruidos, dejados como el polvo. El cristiano no conocerá la muerte, aunque la palabra existe, el hecho,  la realidad, lo concreto no lo veremos. Jesús le dijo a la familia de Lázaro “el que cree en  mí, aunque este muerto vivirá”. Para los  amigos, la familia, los vecinos, Lázaro había muerto, pero para el cielo Lázaro dormía y sería despertado por el dador de la vida.
Jesús destruyó el imperio de la muerte en la cruz del calvario, ya la muerte no tendría poder sobre la vida eterna. El hombre no nace para morir, cuando Dios lo llama y obedece, tiene vida eterna. Inmenso regalo del Señor: Vida Eterna. Hermano, no hay muerte; para los que están en Cristo hay vida y sólo vida. El cristiano vivo empieza a VIVIR está vida bella en Cristo, y sabe que le espera una gran vida no acá en este territorio, sino en la Patria Celestial. El tiempo se acerca ¡viene pronto! A buscar a quiénes han obedecido a sus leyes y mandatos.

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