martes, 27 de marzo de 2012

Hacedores de la Palabra


El apóstol Santiago, a través del Espíritu Santo, nos señala que la fe sin obras está muerta, y este texto anterior nos ratifica que el que dice tener fe y no practica esa fe con hechos CONCRETOS, no es salvo. Leamos en Santiago 1:22
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente  oidores, engañándoos a vosotros mismos.”
Israel en número de más de un millón fue sacado de Egipto, aparentemente todos salvos, atravesaron el mar rojo, bebieron todos de la misma agua, guiados todos por un líder, a todos se les leyeron los mandatos de Jehová…Sin embargo muchos cayeron en el desierto presos del pecado; oían la palabra, vieron arder el monte de Dios, fueron sanados, pero nunca hicieron la palabra.
Hemos visto algunos oidores de la palabra, Dios los sana, les restaura su familia, les da trabajo, asisten a su iglesia cada domingo, pero al poco andar sus hechos los delatan…se han engañado a sí mismo y su fe no fue productiva, no dio frutos, por lo tanto irremediablemente se perderá.
Vamos a la casa de oración esperando recibir una palabra, a veces he escuchado, “esa palabra no era para mí”. Toda la palabra de Dios es útil, es decir, toda la palabra de Dios podemos utilizarla a cada momento, mejor dicho  toda la palabra de Dios nos sirve en cada instante. Un estudiante sabe que su maestro tiene todo planificado para su clase, no va a enseñar cosas de más ni de menos, para ese día debe enseñar eso, porque hay un programa que así lo estipula y si no coloca atención, puede reprobar el examen. ¡Cuánto más nuestro Señor! Nunca nos dará algo que no nos sirve, tiene todo preparado para cada día…hasta que nos tome el examen final ¡Aleluya!
Ser hacedor de la palabra significa actuar con fe, ¿oras? Si oras ya estás actuando y haciendo la palabra. ¿Perdonas? Si perdonas ya estás haciendo la palabra, son actuaciones tan sencillas pero tan repletas de fe.
Hagamos la palabra, cuidemos el regalo primoroso de la fe, abramos el paquete del regalo (don) maravilloso de la fe y coloquemos por obra lo que Dios en cada momento nos entrega.

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